A veces creo que estoy triste, pero debe ser una tristeza muda, una tristeza de esas que ahogan mis expresiones, porque no lloro, no me duele el pecho ni me roba el sueño ninguna sensación de ausencia. Es una tristeza sin lágrimas, inexpresiva, pero que me pesa y la siento, como una presencia constante, como una voz en mi interior que me recuerda a ese grito callado, a la catarsis contenida. Tampoco me siento nostálgico, ni solo. Estoy en una especie de limbo adormecedor que me quita las ganas de sentir y, por ende, de ilusionarme al punto de rendirme ante la sola proyección de un futuro. No doy el primer paso. Nada. Soy una figura que simplemente esta ahí, pero que no forma parte de ningun paisaje. Soy fácil de ignorar. Un declive. Solo soy yo.
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