Aquí estoy,
recostado sobre tu sueño,
viendo los versos
colgando de tus ojos.
En el hueco
entre tu hombro
y el comienzo de tu cuello
todavía puedo ver
algún beso durmiendo.
Se han quedado contigo
algunas caricias
que andan peleándose
por tus gemidos,
y en la curvatura de tu boca
descansa recostada la alegría.
En tus pechos
veo como juega el placer
con la osadía.
Toda tu piel
es un parque de atracciones.
Sí, tu cuerpo entero,
es el lugar donde la vida
se va de vacaciones.
Ya estoy despierto,
hace poco
que se ha levantado
la mañana,
el calor sigue aquí,
no se ha ido,
como tú.
Tengo la impresión
que hasta el café
te mantiene más despierta
dentro de mí.
Que locura esta,
donde mis noches
no descansan de tus días
y por la mañana,
las tuyas,
rondan esta poesía.
Habrá que despedirse,
que la vida se me enfada
si no le abro la puerta
al regreso de su desvelo.
Adiós niña de la noche,
aquí te dejo,
que si no,
te me vuelves exceso,
y ya sabes,
que la cordura
se me olvida
cuando te veo
lanzándote al vacío
en busca de aquel beso.
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