El Verdadero Amor, por su sustancia, por su esencia, encuentra su realización en los detalles, en las sutilezas, en los diminutos gestos que se expresan naturalmente porque con el cuerpo se sienten y no porque con la mente se piensan. No necesita llenar espacio con teatralidad ni grandilocuencia, y sin embargo, posee una energía tan elevada que inspira siempre a la espectacularidad sincera. Esto es porque el Verdadero Amor saca lo mejor de nosotros mismos. Esto es porque nos inspira siempre a dar más. A dar mejor. A dar sin igual. Esto es porque no existe en todo el mundo momento de belleza igual, que ese en el que dos personas cuyas almas se reconocen se aceptan, se entregan y se deciden a amar.
Esto es, porque el Amor, cuando es real, es espectacular.
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