La tinta está hecha de lágrimas.
El papel sobre el cual escribo es mi propio corazón desplegado en la mesada.
Lleno de cicatrices y preguntas jamás contestadas.
El amor nunca ha sido ni será para mí.
Sólo es un pequeño elixir que alimenta estas letras.
Esta historia tarde o temprano se vuelve oscura.
Los rayos de sol dejan de bañar mis mejillas.
Y en mi piel se clavan millones de alfileres con su indiferencia, con su frialdad.
Sus ganas de no verme me llevan a un túnel inevitable.
Un pasaje ya transitado.
Y duele amar y saber que el final está próximo a estampillarme en la cara.
Llegó la hora de extirparme tu nombre y el sabor de tus besos.
Comenzar el proceso donde se congelen los sentimientos.
Olvidarte y olvidarme de nuevo.
Y de tí, de nuestra historia y lo que fuimos quedarán meras cursivas con mi firma.
¿Quién dirá "adiós" primero?
¿Quién será el valiente que corte el cordón que nos une?
¿Seré yo de nuevo?
Y qué dolor saber que el amor no dura tanto como uno quiere.
Amar es un riesgo con sabor a muerte.
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