Comienzo a escribir, y el alma
se hace llama que no muere,
es un amor que se muere
en la pluma, en la misma palma.
Cada palabra es un drama
que el corazón necesita,
es la luz que nunca quita
lo que el alma tiene guardado.
Mi corazón queda marcado
por todo lo que nunca grita.
Escribo y en el papel arde,
porque el alma necesita hablar,
porque mi cuerpo se hace mar,
y en cada verso se esconde el parte.
Cada palabra es un acorde
que rompe mi quietud sagrada,
es un llanto que no se acaba,
y es un deseo aún sin nombre,
es mi alma sin su hombre,
gritando en la madrugada.
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