Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

GANAS MUTUAS

Cuando las ganas son mutuas,
la pasión es inevitable.
Las miradas se encienden,
los cuerpos se reconocen
antes de tocarse.

El aire se vuelve pesado,
la respiración, urgente.
No hay palabras,
solo el lenguaje de las manos
buscando piel,
de las bocas encontrándose
hasta quedar sin aliento.

La ropa cae como promesa rota,
el deseo se desata en la penumbra,
y cada movimiento es un incendio
que consume la razón.

En ese instante
no existe el mundo,
no existe el tiempo,
solo el placer que estalla
cuando dos almas se reclaman
y se hacen suyas sin pedir permiso.

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