Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Te cuento

Te cuento, que se me acabaron los días vacíos.
No me quedan peleas en los bolsillos, todas me las gasté ayer.
Que he aprendido a comer en la mesa, y tener viernes de canciones, sin ron ni café.
Que por aquí hace rato que paró de llover, y aunque algo de frío aún hace, me basta con salir al patio, para ver la hierba reverdecer.
Que aunque a mi puerta de entrada las bisagras ya le chillan, acá dentro, quien está sabe querer.
Que de recuerdos dejé lleno el olvido, y que en ningún sofá me vuelvo a perder.

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