Después de muchos errores, la conciencia --que es siempre más inteligente que la culpa aprende a cuestionarte si al menos has sido feliz por cada cagada que has hecho. Y tú simplemente la miras y sonríes en forma de respuesta, y la culpa se acerca a pedirte disculpas, a querer ser cómplice de tu sonrisa.
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