Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Justo antes de dormir

Me abandono al pensamiento improvisado,
a los versos sin sentido,
al dejar de pensar para sentir
sin més,
a tus brazos
para quitarnos la ropa.

Me dejo llevar por las sendas
que se dibujan en tu piel
y me conducen
a tus placeres infinitos.

Me encanta
descansar sobre tu pecho,
escuchar cada latido
al compás de ese vaivén
casi imperceptible.

Me encanta
mirarte a los ojos,
justo antes de dormir,
porque sé que, a pesar de las
máscaras
que puedas llevar
para ocultarte de esta realidad
triste,
son tus ojos los que veo.

Unos ojos que me lo dicen
todo
incluso cuando tú
no quieres decir nada.

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