Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Más allá

Todo empezaba en ese instante
en el que me mirabas
como si quisieras hacerme desaparecer
en la profundidad
de tus ojos oscuros.

¿Me creerias si te digo
que volví infinitas veces
para verte como te vi
aquella noche?

Siempre el mismo comienzo.

Fueron tantas
las historias que
vivimos...

Ojalá
recordases las noches
perdidas
sobre sábanas blancas,
las canciones que inventábamos
sin pronunciar palabra,
los besos
que empezaban en tus labios
y seguian rumbo a cualquier parte.

Ojalá
recordases los abrazos,
las sonrisas, cómplices,
y aquellas caricias que te erizaban
la piel.

Sé que no recuerdas
los eternos paseos
cogidos de la mano,
ni el tacto de mis manos
sobre tus mejillas sonrojadas.

Olvida cada noche
de es bucle
sin fin
en el que te vivo una y otra vez.

Yo te escribo, cada encuentro,
con la esperanza
de que tú me condenes
a un sin fin de noches bonitas
más allá del mundo
de detrás del espejo.

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