Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

ES DIFÍCIL PRONOSTICAR

Es difícil pronosticar
una meta, un cruce,
un deseo.
Porque el mañana
no lo ha visto nadie.

Las malas lenguas
dicen que olemos
a despedida,
que nos apuntan
en la lista de
amores olvidables.

Pero, yo soy más
de dejar el mundo
aparte,
de perderme
en la ilusión de
tus ojos cuando
planeamos proyectos
fascinantes,
de sentir tu corazón
acelerado en mi pecho
al abrazarte.

No tengo, ni quiero,
la capacidad
de valorar un mañana,
prefiero centrarme
en quererte y no dejar
que otra probabilidad
hable.

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