Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

TEMBLAR DE GANAS

Inevitable temblar de ganas si la sonrisa que te atrapa termina en un beso. Caricias que cosen y curan heridas que escuecen los recuerdos que creíamos inolvidables. Aquí, empiezan nuevos suspiros. 

La vida son muchos nombres y un solo camino, el tuyo y quien lo comparte contigo. Ahora. 

Aquellos y aquellas que tienen el valor e ilusión de conjugar verbos con lo bueno y lo malo de ti. Los espejos sirven para mirarnos nosotros y de frente, nunca de retrovisor. 

El pasado en la memoria hará de la cicatriz la mejor lección. Cuando se cierra una puerta hay un nuevo cielo para inventar ventanas con el mejor paisaje. Es inevitable temblar cuando estás lleno de ganas de saltar, de volar, de sentir, de vivir... de no pedir permiso para reír. De comerte el cuerpo que te calienta, el que te dé la gana sin dar explicaciones. De dejar de contar años y empezar a descontar sueños. De ser tú en todas las versiones. 

Es ¡inevitable temblar de ganas cuando llegas a entender que la vida no pesa y te da su mejor cara, en el momento que dejas de gastar latidos en lo que te ata.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario