Un ángel volando en escoba de bruja como menospreciando sus alas de plumas verdinegras, ignorándolas.
La piel de plata y el interior más humano que he tocado, la boca más caliente que he besado.
Mi cuerpo, con ella, sin mi mente, es pensante.
Cuánto veo en ella dentro de mí que me sacude el alma y destierra al hombre con opiniones definidas, firmes, de carácter fijo y tosco, de sensaciones secuestradas, que inventé para no ver a los hombres que soy a los ojos.
Despertar abrupto de luces en una cueva donde nunca hubo luz.
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