Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

VENGO

Vengo de exponerle 
mi pellejo
y mi destino a la suerte,
de jugarme la cabeza
en duelo contra la muerte.

Vengo con el pecho 
destrozado,
con el alma embargada
por confiar en quien no debo,
y apostarle al todo o nada.

Vengo de gritar 
por quienes callan,
de cantar por quienes lloran,
de rimar por una causa
que cambie lucro por sonrisas.

Vengo arreando en contra 
de la brisa,
porque persigo un imposible,
porque de todo lo intangible,
mi amor es rey y prisionero.

Y aún lo daría todo,
y no conseguiría nada;
y me verás llorando
mis sábanas mojadas;

Y cuando no quede nadie,
tan solo nuestras almas;
cuando la noche oscura
nos cubra de calma;

Cuando en silencio habites
el fondo de la nada,
mi corazón roto y desahuciado
secará tus lágrimas.

Vengo a conjurar al hechicero,
a abogar por el hereje,
y a fundar junto al ateo,
una nueva religión.

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